Se quedó toda la noche conmigo haciéndome compañía y contándome mil planes. Cuando por la mañana temprano me desperté, le vi, sentado en una incómoda silla dormido y entonces solo pude sonreir, le quería tanto que al él podía perdonarle cualquier cosa porque sin él no podía; si definitivamente sin él no podía seguir hacia delante. Se despertó y me sonrió con esa sonrisa tan encantadora que me hacía enloquecer.
-Buenos días princesa
-Bueno días -le sonreí
-Me he dormido un poco -empezó a reirse- bueno, anoche vino la enfermera y dijo que esta mañana ya estarías bien así que podemos irnos.
Me cogió en braazos y luego me colocó en el suelo.
-Si te pasa algo muero Alex -me abrazó y luego me subió a sus hombros- venga vamos a bañarnos -se río
Corrió por todo el barco conmigo en los hombros y cuando llegamos a cubierta me soltó. Cogimos un salvavidas y nos tiramos al agua. Empezamos a cahpotearnos y a nadar. Al poco rato me acerqué a él hasta quedar a menos de cinco centímetros de él.
-Gracias por devolverme a la felicidad
-Gracias por ser mi felicidad
Me besó y me abrazó muy fuerte para que nunca me escapase de sus brazos.
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