viernes, 4 de noviembre de 2011

Un amor de los de verdad #25

Día siguiente. Llegúe a clase demasiado temprano y con unas ojeras que me llegaban hasta el suelo, no había podido dormir nada en toda la noche pensando en Marc. Cuando llegué le vi, sentado en la mesa con la espalda apoyada en la pared. Le imité y me senté en la mesa de al lado.
-Hola -le dije cortante
-Hola
-¿Qué tal con Sofía?
-Para ya con eso, no he dormido en toda la noche pensando en ti -dijo con mal humor
-¿De qué dudas?
-Es que eso es lo que ella se cree, yo solo dije que a veces no sé si hacemos lo correcto estando juntos porque nos hemos hecho daño en el pasado
-Pero yo te quiero -solté un sollozo
-Y yo a ti, pero ¡no quiero hacerte daño!
-Me haces más daño con esto, mucho más, no imaginas cuanto- dije levantándome de la mesa mientras me dirigía a la ventana, él se quedó inmóvil -sí, me estás haciendo daño
-Se acabó, vamos a dejarlo, por el bien de los dos -se levantó  se marchó.
Me quedé allí, parada mirando como als gotas de lluvia recorrían la ventana. Entonces llegó María, triste, muy triste para ser ella. María era una de las personas más sonrientes que conocía pero aquel día estaba mal, muy mal.
-Cielo, ¿que pasa? -me acerqué a ella corriendo
-Raúl... ¿no te has enterado?
-No, dime -dije mientras la abrazaba
-Mientras tú estabas fuera pasó algo, tomó una sobredosis de pastillas y esta madrugada ha muerto -empezó a llorar y se abrazó a mi. Raúl era el novio de María, eran una de las parejas de moda de todo el instituto, todos sabíamos que se adoraban.
La tristeza de María y mía contrastaba con la felicidad de Elena con Dani y Sofía, sí, con Marc.
Elena llevaba detrás de Dani mucho tiempo y por fin estaban juntos. Aquel día se hizo largo y de color gris, muy gris. En la hora del descanso decidí bajar para llamar a casa e irme, me encontraba mal, tnía fiebre, me acordaba de mi apdre y la verdad lo de Marc no ayudaba. Cuando llegué a casa y vi en mi habitación muchos de los momentos con Marc emepecé a arrancar cada foto con una lágrima, estaba rompiendo cada momento, cada beso, cada sonrisa, cada alegría que me había dado. Después cogí el anillo y el colgante y me los quité, tenía ganas de tirarlos pero no tenía fuerzas para tanto, así que me limité a dejarlos en el escritorio y coger un album de fotos de cuando era pequeña.
Necesitaba a mi padre, nunca imaginé que podría llegar a quererle tanto pero ahora que estaba lejos de mi era cuando mas falta me hacía.






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